Irotama Resort

Maltrato

Como acostumbro hacerlo cuando voy a santa marta, fui a almorzar con mi esposa en el restaurante buffet del hotel irotama. Pagué normalmente mis consumos de cocteles y alimentos y al ir al baño me apareció un celador averiguándome que hacia allí. Le expliqué que estaba almorzando pero comenzó a armar un drama detectivesco a través de su radio como si hubiera descubierto un gran pillo. Decidí irme pidiéndole que dejara de perseguirme pues no se soltaba de mi pie pese a que tengo algo más de 70 años. Tomé el sendero de la playa que conduce a mi residencia pero ya me había radiado y me cayó cual cancerbero otro celador que gritaba por su radio que ya nos había localizando. Procedió a decirnos en malos términos que nos fuéramos. La gente que pasaba nos miraba como pensando tan viejos esos delincuentes, qué habrán hecho si no se ven tan mal plantados, pero ahora son así. Me devolví y pedí hablar con el administrador; en ese momento llegó un tercer celador que me acompañó a la caja donde había pagado y la cajera le explicó que efectivamente no era huésped pero que había utilizado normalmente los servicios. Muy decentemente se disculpó con nosotros. Pero, oh sorpresa! igual el celador continuó expulsándonos pegado a nuestra cola hasta que nos llevó a la playa asegurando que tenía orden de sacarnos a la fuerza. No tuve alguien con quien quejarme y me tocó digerir al mismo tiempo el almuerzo y el atropello. Adicionalmente mi esposa se disgustó conmigo por haberla llevado a ese sitio y hacerla pasar ese mal rato. La comprendo, a estas alturas y edades no reaccionamos bien ante los vejámenes.
señores del h. Irotama, el turismo y la economía no está para que anden maltratando a sus clientes. Recuerdo que hace muchos años, en el principio de los tiempos, fui de los primeros clientes del hotel donde iba con mis hijos muy pequeños. La tradición se pierde porque ni de fundas dejaré que mis nietos vayan a ese sitio. No existe una buena administración. Jairo soler